NOVIEMBRE
2013. INICIO. En el San Carlos de 1989, Inés Duarte trabaja como secretaria en una escuela
primaria y sale adelante sola, a pesar de no tener a nadie en el mundo. Justo
el día de paga se despide de la directora, Talina Gastelum, quien le anuncia su
partida a Querétaro, donde radicará como profesora en una universidad, quedando
Inés sola pero aconsejada por la mujer
para que encuentre a un hombre que le de su amor y la ayude a salir adelante.
Tras
la repentina muerte de su esposa, el gran empresario Rafael Monfort y de
Teresa, decide radicar una temporada en San Carlos, en la finca de su familia.
Lo acompaña su hijo, Luis Ángel, quien da aliento al hombre para que se reponga
pronto por su pérdida, pero a Rafael no le importa ya nada más en el mundo, a
no ser que su hijo se comprometa en matrimonio con la mujer que él le ha
elegido, situación que causa roces entre ambos pues al muchacho no desea
matrimoniarse con una mujer a la que no ama.
Justo
en la finca Monfort y de Teresa trabajan Higinio, hombre de confianza de Rafael,
y Silveria, una muchacha que tiene
amoríos con un forastero que le promete que se casará con ella cuando haga una
fortuna, consiguiendo que ella se entregue a él.
Inés
y Luis Ángel se conocen accidentalmente y entre ello nace una fuerte atracción
por lo que deciden conocerse, enamorándose poco a poco y hacerse novios hasta
el punto en que ella se entrega a él para darse cuenta, meses después, que
espera un hijo suyo. Feliz por la noticia y al percatarse de que Rafael casi se
ha repuesto a la pérdida de su esposa, Luis Ángel le anuncia que será abuelo,
sorprendiéndose al saber que su padre se opone a que se case con una simple
profesora de primaria, a la que el hombre visita para ofrecerle una fuerte suma
de dinero para que se marche lejos y se olvide de su hijo. Inés asegura amar a
Luis Ángel sin importarle su dinero pero Rafael no lo cree y le jura que la
destruirá. Sin embargo el muchacho está dispuesto a fugarse con ella por lo que
alista sus cosas mientras cae una fuerte tormenta, entre la cuál maneja para
acudir a su amada, a la que cita a las afueras de la ciudad. Inés sufre
amargamente al esperar en vano pues Luis Ángel jamás llega. Regresa a casa y llora
amargamente creyendo que el hombre solo ha jugado con ella, sin sospechar que
en realidad ha tenido un aparatoso accidente en la carretera y ha perdido la
vida, llenando de dolor, aún más, a Rafael, quien no hace más que hacer
responsable de la muerte de su hijo a Inés, cuando ésta acude al funeral tras
enterarse de la tragedia en los periódicos. Desde ese momento Rafael comienza a
hacer imposible la vida de la pobre Inés, encargándose por todos los medios de
que se le cierren todas las puertas al punto de ser desalojada del apartamento
en que vive, mudándose a un miserable cuarto.
Silveria
sufre la misma pena de Inés, pues el forastero con el que se había ilusionado
la abandonó dejándola embarazada y a su suerte. Al enterarse de que la muchacha
será madre de un bastardo, Rafael la echa de la finca pues no desea responsabilizarse
por el hijo de una sirvienta. Ella pide a Higinio que la ayude, pues está
enferma, por lo que éste la oculta en el pequeño espacio en que habita dentro
de la finca, a donde le lleva comida en secreto, mientras que Rafael no deja de
atormentarse pues se ha quedado solo en el mundo y no tiene con quién compartir
la incalculable fortuna que posee. Piensa en Inés Duarte, quien dará a luz a su
nieto, por lo que la busca y le ofrece una pequeña fortuna para que le entregue
a su hijo en cuanto éste nazca. Inés, a pesar de vivir en la miseria, se niega
por completo y asegura al hombre que él jamás conocerá a su nieto.
Bajo
una noche tormentosa, Silveria, quien se encuentra terriblemente grave, con
ayuda de Leocadia, una bruja y partera, da a luz a una preciosa niña, con los
ojos claros como los del forastero que la engañó y del cuál no se ha olvidado.
Moribunda, la mujer pide a Higinio que cuide de su hija, a la que besa y
bendice para después morir. Leocadia se da prisa y le dice al hombre que debe
atender a la maestra Inés, quien ha quedado desamparada y también da a luz esa
noche. Higinio se lo hace saber a Rafael, a quien le pide que tome en sus
brazos a la hija de Silveria y se encargue de ella, pues los dos han quedado
solos en el mundo y una criatura podría quitarle a él toda la amargura que
lleva encima, consigo. Cuando Rafael tiene a la criatura en sus brazos, el
rostro se le ilumina. Lleno de asombro, reacciona y sin que nadie se percate
sale con la criatura en brazos para dirigirse al cuarto en que Inés da a luz a
su hijo, quedando inconsciente tras el parto, mientras Leocadia acurruca al
recién nacido a un lado de la mujer para entonces salir para dirigirse a la
farmacia. En ese pequeño lapso de tiempo, el infame Rafael aprovecha para
intercambiar a las criaturas para llevarse a su nieto consigo. Tras hacerlo,
toma rumbo hacia la ciudad sin siquiera volver a la finca. Cuando Inés
despierta, toma a la criatura que han abandonado a su lado en sus brazos y la
besa, segura de que ha parido a una niña, a la que nombra Mariángela. Al
regresar, Leocadia se sorprende al descubrir que han intercambiado a los niños,
asustando a Inés, a la que oculta lo sucedido. Le entrega los medicamentos que
debe tomar y huye, nerviosa. Acude a la iglesia y pide a Dios que lo que se ha
decidido para el destino de esos recién nacidos sea para bien de los dos, pues
uno estará finalmente con su verdadero abuelo y la otra no crecerá sin el amor
de una madre, Inés Duarte, quien por su hija se hace de fuerzas y tras recibir
una carta de Talina, con dinero, decide emigrar a la ciudad de México, a la que llega con
ilusiones y esperanzas, con su hija en brazos.
QUERÉTARO,
ÉPOCA ACTUAL: Inés trabaja como secretaria en la universidad en la que Mariángela
estudia gracias a una beca conseguida por Talina, con quien las mujeres viven
en una casa de clase media de la que la hermosa y arrogante muchacha se siente
avergonzada. Talina sirve a Inés como paño de lágrimas y consejera pues Inés ha
dado todo, sin medida, a su hija, a la cual ha vuelto ambiciosa, prepotente y
voluntariosa a pesar de haberle un buen ejemplo de lo que es la humildad y sin
embargo pareciera que su hija se avergüenza de ella. Talina se ha dado cuenta
de ello ya conseja a su amiga para que haga algo pero Inés cree que la mujer
exagera y que su hija llegará lejos gracias a que se ha empeñado en sobresalir
y ha hecho amistades muy distintas a las que pudiera haber hecho en una escuela
pública o en la provincia. Talina confiesa a la mujer sentir orgullo por ella
pero también miedo al resultado de sus buenas intenciones para con su hija.
Mariángela
sufre por no saber quién fue su padre pero tiene la ilusión de que por la forma
de actuar de Inés cada vez que le pregunta por él, sea un hombre de abolengo,
al cual un día encontrará para marcharse con él. Debido a su inigualable
belleza, Mariángela logra que todos los hombres volteen a mirarla, arrancando
suspiros y piropos que la hacen sentir orgullosa y superior a las demás chicas
de la universidad, a las que considera inferiores, incluyendo a su mejor amiga:
Natalia San Román, una chica millonaria con quien comparte todo, hasta el
cariño del tío de ésta, Eduardo, quien tiene singular simpatía por Mariángela,
quien ha pedido a Natalia un vestido prestado para la graduación mas ésta
considera que debido a los honores que recibirá en la graduación, su amiga
merece un vestido nuevo. Eduardo da a su sobrina el dinero para que compre a Mariángela
un vestido del mismo precio que el de ella.
Isabela,
madre de Natalia y cuñada de Eduardo, recibe la visita de Ana Luisa, su amiga,
quien se preocupa al temer que en la graduación de Cristina tenga que soportar
a Mariángela, la novia de su hijo Patricio, el cual está enloquecido por ella. Isabela
confiesa sentir apatía por la muchacha, la cual es frívola y vanidosa, mas
acepta que ha sido una amiga incondicional para Natalia, la cual, a raíz de su
amistad con la chica, superó el trauma emocional de haber perdido a su padre.
Ana Luisa promete que tolerará a Mariángela, mas no sabe si soportará ver cómo
esta le arrebata lentamente a su hijo.
Mariángela
hace una rabieta en casa, donde Inés le muestra el vestido que le compró para
la graduación, mismo que la muchacha desprecia asegurando que sus compañeras
llevarán vestidos muy caros, de diseñador, y que ella no se conformará con
llevar cualquier baratija. Inés entonces toma parte de sus ahorros dispuesta a
comprar un vestido de marca para su hija pero Talina la detiene y le hace ver
que no siempre estará para consencuentar los caprichos de la muchacha pero Inés
considera que su hija lo merece absolutamente todo y le da una fuerte suma de
dinero para que la gaste en su vestido. Feliz, Mariángela no deja de besar a su
madre. A solas, furiosa, Talina le asegura a la muchacha que si no remunera los
esfuerzos y sacrificios de Inés de alguna manera y para bien, lo pagará muy
caro en la vida. Mariángela solo se burla de la mujer y asegura que en cuanto
tenga dinero lo primero que hará será mudarse con su madre para librarse de
ella.
Luego
de muchos años, el apuesto y millonario Rodrigo Monfort y de Teresa regresa del
extranjero para manejar las empresas de su abuelo, Rafael, quien junto con su
segunda esposa, Bárbara, da la bienvenida a su nieto en una importante
recepción en la que la más feliz es la bella Diana Del Villar, novia de éste,
quien lo acorrala para que anuncie su compromiso pero el muchacho cree ser
demasiado joven como para casarse, sobre todo ahora que comienza su vida
empresarial. Sin embargo Rafael anuncia el compromiso, asegurando a Ana Luisa
que si hace años no pudo casarla con su hijo Luis Ángel, la hará parte de su
familia casando a su nieto con su hija. Más tarde Rodrigo se revela ante su
abuelo, al que asegura no quererse casar, sobre todo porque no sabe si ama a Diana.
Mariángela
y Natalia acuden a comprar su vestido de graduación y al cruzarse con Diana
ésta solo se burla de su enemiga. Ambas se insultan y abofetean, saliendo
triunfante Diana, quien grita que Mariángela es una muerta de hambre.
Mariángela aparenta sufrir demasiado y sentirse avergonzada por no ser
millonaria por lo que, conmovida, Natalia se ofrece a pagarle el vestido de
graduación. Al darse cuenta de lo caro que es el vestido de Natalia, Mariángela
elige uno todavía más caro. Cuando preocupada, Natalia le dice que es un
vestido demasiado caro para una graduación, Mariángela sale de la boutique y
reclama a su amiga el no valorarla realmente como para comprarle ese vestido.
Tras el berrinche, se ve con Patricio, al que cuenta su preocupación por cómo
se verá en la graduación. Patricio se encarga de comprarle a la muchacha
vestido y zapatos a su gusto, por lo que ella, feliz, mientras cuenta el dinero
en efectivo que no perdió y le quitó a su madre, jura que exprimirá a Patricio
hasta donde pueda, mientras ella conoce al verdadero amor de su vida.
Inés
pierde su trabajo en la
universidad y le dan una pequeña liquidación que apenas le alcanzará para
cubrir los gastos con los que ayuda a Talina, quien trata de hacerle ver que
todo lo que ha ahorrado ha sido en balde pues a su hija siempre se le hará poco.
Inés cuenta a Mariángela lo que le sucedió y ésta, egoísta, le dice que no
puede devolverle el dinero que le dio pues ya compró su vestido y fue el más
caro que encontró. La muchacha habla con Eduardo, quien le pregunta si se
siente feliz por el vestido que le compró Natalia. Mariángela finge que sí y se
da cuenta de que el hombre la mira de una manera singular. La invita a cenar,
acepta, y allí ella le pregunta por qué siendo tan apuesto no se ha casado.
Eduardo
confiesa a Mariángela haberse comprometido una vez pero ser rechazado por la
mujer que sería su esposa en el altar. La muchacha, perspicaz, finge lamentarlo
mucho y aprovecha la sensibilidad del hombre para seducirlo y besarlo,
fingiendo estar apenada después. Eduardo se ofrece a llevarla a su casa y ella
acepta. Al despedirse, se vuelven a besar. Él se marcha y Mariángela promete
que llegará lejos y pisoteará a todos sin importar lo que tenga que hacer y
aunque por ello nadie la quiera.
Bárbara
padece el mal humor de Rafael, quien se desahoga siempre con ella y le recuerda
que no es más que una mujer a la que compró para aparentar ante la sociedad.
Bárbara parece tenerle miedo al hombre, a quien el nombre y honor de la familia
es importante pero no sospecha que su abnegada y sumisa mujer tiene una
relación extramarital con Fernando, el gran amigo y colaborador del hombre, con
quien tiene ardorosos encuentros en un hotel.
Isabela
habla con Natalia y le hace ver que a pesar que su relación con su amiga es muy
grande, debe separarse un poco de ella pues Mariángela a veces parece tomarse
derechos que no le corresponden. Natalia defiende a su amiga y jura que por
nada del mundo se alejará de ella.
Diana
y Ana Luisa comparten su odio hacia Mariángela, a la que creen poca cosa,
delante de Fernando, esposo y padre de éstas, quien al escuchar tanto sobre la
muchacha se consume por conocerla. Los sorprende Patricio, a quien Ana Luisa
ruega y suplica que se deshaga de la idea de seguir amando a una muchacha que,
aunque bonita y de apariencia refinada, no es de su misma clase. Diana hace
segunda a su madre y Patricio finalmente les deja claro que él está
perdidamente enamorado de Mariángela y la llevará a cenar a su casa pues desea
formalizar con ella. Ana Luisa se opone rotundamente y asegura que nunca
aceptará a la chica, mientras que Fernando da su apoyo a su hijo y después, en
soledad, al fumarse un puro se pregunta qué habrá sido de aquel viejo amor que
dejó en la provincia hace tantos años, en una visita de trabajo. Se pregunta si
en verdad Silveria habrá tenido un hijo suyo.
Mariángela
intenta hacerle entender a Inés que no es necesario que acuda a la graduación.
La mujer cree que es importante pero ante la insistencia de la muchacha
intercede Talina, quien cree que en el fondo Mariángela se avergüenza de su
madre. Esto causa un conflicto entre la protagonista y la mujer hasta el grado
en que Mariángela exige a Inés que decida entre su amiga o su hija. Inés sufre
y pide a la muchacha que no la haga decidir pues bien sabe que si no fuera por
Talina ellas no tendrían absolutamente nada. Mariángela jura que cuando sea
inmensamente rica le pagarán a Talina todo cuando Inés cree que le deben y así
librarse definitivamente de ella. Sale
de casa y es sorprendida por Talina, quien le asegura estar enterada de todo lo
que ella hace en la universidad y como miente sobre su familia, así como estar
segura de que por la vergüenza que le provoca su madre, por ser una profesora
universitaria, no la ha presentado con su novio, Patricio, ni con su amante,
Eduardo, el tío de Natalia. Asustada y nerviosa, Mariángela niega todo lo que
la mujer le dice pero Talina está completamente convencida pues la vio
besándose con el hombre y le asegura que tarde o temprano Inés se dará cuenta
de la clase de alimaña que tiene por hija. Mariángela maldice a Talina y jura
cobrar venganza por sus desprecios.
Diana
hostiga a Rodrigo con su insistencia para estar cerca de él, quien habla con su
amigo, Patricio, el cuál le recomienda que termine toda relación con su
hermana. Rodrigo promete que si para después de la graduación de la novia de Patricio,
Diana sigue igual, terminará con ella definitivamente.
Rafael
recuerda el pasado y se pregunta qué será de Inés Duarte. Teme a que la mujer
aparezca un día reclamando a su hijo. Llama a la finca de San Carlos y pregunta
a Higinio si todo se encuentra en orden. En efecto, ni el viejo empleado sabe
del paradero de la maestra pero sí recuerda la infamia que cometieron con ella.
Inés
se alista para asistir con su hija a la fiesta de graduación. Mariángela se
hace la enferma y asegura no estar dispuesta por lo que no irá a pesar del
optimismo de su madre para que cobre fuerzas. Cuando la muchacha se da cuenta
de que su madre se ha desarreglado y puesto la pijama, se escapa por una
ventana, dándose cuenta de ello Talina, quien acude a Inés para decirle que su
hija no está enferma y que sí ha ido a la graduación. Inés, al descubrir el
engaño de Mariángela, llora pues ahora se da cuenta de que Talina siempre tuvo
razón y que su hija se avergüenza de ella.
Patricio
presenta a Mariángela
con Rodrigo, de quien ella queda flechada inmediatamente así como Natalia,
quien felicita a Diana por el novio tan apuesto que tiene. Diana por su parte
no se desprende del muchacho ni pierde oportunidad para menospreciar y
avergonzar a Mariángela, a la que burla por ser, a diferencia de los demás, una
clasemediera hija de una simple secretaria que no asistió a la graduación
seguramente para no avergonzarla. Tanto Natalia como Eduardo salen en defensa
de Mariángela y así mismo Patricio, quien arma un escándalo a su hermana y anuncia
delante de todos que se casará con Mariángela. Esta situación hace que Ana
Luisa sienta que será la burla de todos al tener por nuera a una becada que no
vale nada. Amenaza a Mariángela, acusándola de ser una trepadora social, una
oportunista y ambiciosa, pero de nada sirven sus amenazas ni ofensas pues la
muchacha le jura que se casará con Patricio, si no por amor, al menos para que
todos se traguen sus palabras.
Mariángela
se reúne con Eduardo y habla de la relación que ella tiene con Patricio,
quedando satisfecho Eduardo cuando la muchacha le confiesa que solo mantiene
esa relación con la finalidad de fastidiar a Diana, para luego revolcarse con
él. Eduardo asegura que si un día llegara a perder a Mariángela, morirá. Ella le promete que eso
nunca sucederá y tras besarlo se entrega a él, ardiendo en estrepitosa pasión.
Rodrigo
termina su compromiso con Diana, a la que pide que no lo busque más pues él
jamás se podría casar con alguien como ella. Diana llora, sufre. Le confiesa a
su madre lo que ha sucedido y Ana Luisa le promete que Rafael las ayudará.
Acude al hombre, quien al saber lo que pasó presiona a su nieto para que se
case lo más pronto posible con Diana. Rodrigo se revela completamente y jura
que nunca se casará con una mujer que no ama.
Ana
Luisa pide a Bárbara que la ayude a hacer que Rodrigo se comprometa con Diana,
a la que desea casar con el muchacho. Bárbara, sincera, le recomienda a la
mujer que mejor ayude a su hija a ser feliz encontrando a un hombre que la ame
realmente sin importar cuál es la cantidad de dinero que heredará. Ofendida,
Ana Luisa le recuerda a la mujer que no era nadie antes de casarse con Rafael.
Bárbara le responde que es una coincidencia que lo mismo suceda con Fernando,
quien tampoco era nadie antes de casarse con Ana Luisa y se hizo de una fortuna
solo porque ella heredó a sus padres. Ana Luisa se paraliza al saber que la
mujer conoce los secretos de su familia.
DICIEMBRE 2013. Eduardo
confiesa a su cuñada Isabela no dejar de pensar en Mariángela y estar
perdidamente enamorado de ella. Isabela se alarma y visita a Inés, a quien
pregunta sobre la vida de la muchacha, insinuando que ésta y su cuñado tienen
una relación. Inés no entiende nada pero sí Talina, quien advierte a Isabela
que Mariángela es mala y lo mejor será que aleje a su familia de los alcances
de la muchacha.
Enterada
del rompimiento entre Diana y Rodrigo, Natalia se ilusiona con el muchacho pero
Mariángela le recomienda que no se fije en él para evitar conflictos con Diana.
Natalia sin embargo es optimista y comienza una relación amistosa con el
muchacho, quien en los encuentros solo tiene ojos para Mariángela cuando ésta
está presente y por eso se acerca a Natalia,
para podérsele acercar a la vanidosa muchacha, mientras que Natalia cree
que el hombre en realidad desea estar con ella, por lo que se ilusiona. Salen
juntos siempre acompañados de Mariángela, quien coquetea con Rodrigo y cada día
es más arrogante e indiferente con Patricio pues se da cuenta de la inmensa
fortuna que posee Rodrigo por lo que comienza a seducirlo sin que Natalia se dé
cuenta, hasta el punto de enamorarlo.
Leocadia
se presenta en la finca de San Carlos y habla con Higinio sobre el pasado. Le
confiesa al hombre que la hija de Silveria fue cambiada por el hijo de Inés,
quien seguramente ignora que su verdadero hijo ha crecido alejado de ella.
Mariángela
consulta a Eduardo y lo seduce por diversión. Se besan y son vistos por
Isabela, la cual descubre que la muchacha solo se burla de su cuñado para luego
encontrarse con Rodrigo y confesarle la gran atracción que siente hacia él. Él
le propone que no se case con Patricio, si no con él, ya que está dispuesto a
entregarle todo cuanto tiene. La ambiciosa Mariángela festeja en su soledad
pues tiene a tres hombres millonarios rendidos a sus pies, aunque le molesta
que el resto de la gente no la quiera.
Rodrigo
pregunta a Rafael por su madre y éste insiste en que la mujer murió pero el
muchacho jamás ha sabido en donde se encuentra su tumba. Confiesa sentir a
veces que su madre está viva y su abuelo le ha ocultado siempre quien es. A
solas, Bárbara le aconseja al muchacho que no sufra pensando en su madre pues
conoce a Rafael y sabe que si oculta algo jamás lo revelará. Rodrigo aun así
cree que quizás deba buscar la verdad.
Patricio
entrega a Mariángela un anillo de compromiso y ella, feliz, acepta casarse con
él. Se lo presume a Inés y Talina, a quienes dice que no se casará con el
muchacho pero aprovechará que él está ilusionado para conseguir lo que quiere.
Inés ruega a su hija que no actúe de esa manera sin embargo Mariángela está
dispuesta y nuevamente le echa en cara el tenerla viviendo en la miseria. Le
exige que le diga quién es su padre. Inés, llorando, se niega a decirlo pero
ante la insolencia de la muchacha Talina interviene y le revela a Mariángela
que su padre fue un canalla que solo se burló de su madre para luego
abandonarla y que si lo que ella desea es saber si es un millonario, está
equivocada, pues su padre fue un vulgar maestro venido a menos que murió en un
accidente. Al saber esto, Mariángela sufre y maldice a su madre pues ella tenía
la esperanza de tener un padre millonario. Inés llora, se refugia en su amiga,
quien le pide perdón por haberle contado a Mariángela una mentira.
Bárbara
y Fernando viven intensamente su amor y Ana Luisa sospecha que su esposo le es
infiel por lo que le advierte que, si lo descubre, lo dejará en la calle.
Mariángela busca a Natalia e
isabela le impide entrar en su casa y le reclama el haber enredado a su cuñado.
Mariángela se burla de la mujer e insinúa que está enamorada del hermano de su
difunto esposo. Isabela la abofetea. Eduardo interviene y entonces Isabela le
dice al hombre que Mariángela ha aceptado casarse con Patricio.
Eduardo
sufre por la revelación de Isabela y no le
cree, pues sabe que detesta a Mariángela, pero la misma Mariángela, a
solas, le
revela que es verdad que se casará. Eduardo
discute
con la muchacha, quien le asegura que no tuvo
otra salida y no sabe cómo
quitarse a Patricio de encima. Eduardo le
promete que él la ayudará a terminar
su compromiso por lo que la muchacha cree que
debe darse prisa para sacar
provecho de la situación.
Rodrigo
confunde a Patricio sobre su relación con Mariángela y lo alienta para que
termine con ella antes de que se arrepienta. Patricio consulta a Eduardo y éste
le aconseja lo mismo pero el enamorado Patricio considera que Mariángela es la
mujer de su vida.
Natalia
discute con Diana acerca de Rodrigo pues Diana sabe que la muchacha está
interesada en él. Él las sorprende y rompe el corazón de Natalia cuando ésta le
confiesa su amor y él le dice que no puede corresponderle pues está enamorado
de Mariángela.
Ana
Luisa descubre recados de amor en la ropa de Fernando y discute con él.
Nerviosa, consume pastillas para calmarse y se desahoga con Diana, a quien le
dice que su padre es un infeliz y que sospecha que la engaña. Diana reclama a
Fernando, quien le niega tener a otra mujer.
Irene
conoce a Rodrigo y se siente extraña ante él, como si lo conociera de toda la
vida. Se lo dice a Talina, quien no comprende el extraño presentimiento de su
amiga. Inés se aterra cuando Mariángela le dice que Rodrigo es nieto del famoso
empresario Rafael Monfort y de Teresa. La angustiada madre llora y revela a
Talina que ese hombre es el abuelo de su hija.
Patricio
discute con Ana Luisa y Diana, quienes se oponen a que se case con Mariángela
pero él está más que decidido y es apoyado por Fernando, quien brinda a la
muchacha su apoyo y le pide que elija la casa en la que desea vivir pues ese
será el regalo de bodas que él les dé. Mariángela se las ingenia y decide que
usará a Fernando para conseguir una casa y librarse de Talina. No cuenta con
que Eduardo también le pide que se case con él y el hombre lo habla con su
familia. A Natalia le hace feliz que su amiga pueda convertirse en parte de su
familia pero no a Isabela, quien considera que Mariángela es solo una
arribista. Nadie sospecha que la muchacha tiene una relación con Rodrigo y
Patricio casi los descubre, sospechando que lo engañan, por lo que desde ese
momento comienza a comportarse violento con su prometida y se aleja de su amigo,
al que reclama estar interesado en ella. Rodrigo acepta estar enamorado de
Mariángela y decidido a luchar por ella.
Mariángela
conoce Rafael éste la desprecia al considerarla muy poca cosa y le exige que se
aleje de su nieto, el cuál merece a alguien como Diana y no a una oportunista
como ella. Es tanto el rencor que nace en Mariángela hacia el viejo, que jura
que entrará en su familia y se quedará con todo su dinero así sea lo último que
haga en la vida.
Inés
y Talina hablan del pasado y la primera recuerda el momento en que dio a luz a
su hija y cómo en un lapso de tiempo le pareció que en vez de Leocadia era el
mismo Rafael Monfort quien se encontraba a su lado, arrullando a su criatura.
Talina comenta sarcásticamente que Rafael quizás fue capaz de ir a arrebatarle
a su hijo y cambiárselo por otro con tal de obtener su objetivo de quedarse con
el hijo de Luis Ángel. Inés se aterra y en su soledad reza pues ese comentarios
e le ha clavado en el corazón. Llama a la finca de San Carlos y al escuchar la
voz de Higinio cuelga.
Mariángela
recibe la casa de manos de Fernando, quien le pide que no diga a nadie que se
la ha obsequiado pues no desea discutir con Diana o Ana Luisa. Feliz,
Mariángela cree que ya ha llegado el momento en que ella y su madre dejen de vivir
en la pobre casa de Talina, a la que presume que pronto se mudará y se llevará
a su madre. Talina no hace más que burlarse de ella.
Rodrigo
habla con Eduardo, quien le dice que se casará con Mariángela. El muchacho
busca a la chica y le exige que le diga si eso es verdad. Con llanto,
Mariángela le dice que sí. Ambos terminan su relación y Rodrigo se desahoga con
Natalia, quien lo besa, siendo correspondida. Son descubiertos por Diana, quien
les arma un escándalo.
Rafael
nota que Bárbara se comporta de manera extraña y revisa su celular. Descubre
mensajes de un hombre y la abofetea cruelmente jurándole que si se entera que
lo ha estado engañado, los matará a ella y el canalla con el que lo engañe. Se
desahoga con Fernando, quien teme a que el hombre lo descubra.
Preocupada
por la violencia y los celos de Patricio, Mariángela habla con Eduardo y le
pide que la ayude a alejarse de él. Se citan en un edificio de la constructora
de él y son escuchados por Talina, quien da aviso a Patricio para impedir que Mariángela
y Eduardo se vean. Patricio acude al lugar y allí discute con su prometida,
quien le revela que se casará con Eduardo porque tiene más dinero y ella desea
escalar socialmente. Ambos forcejean y accidentalmente la muchacha lo arroja al
vacío. Patricio pierde la vida y Mariángela huye no sin antes, serena, avisar a
Eduardo que mejor se vean en otro lugar, donde nerviosa le dice que todo lo que
quiere es casarse con él y que deben hacerlo lo más pronto posible.
Ana
Luisa y Fernando sufren por la pérdida de su hijo. Al funeral acude Mariángela,
la cual es echada e insultada tanto por Ana Luisa como por Diana, quien no
pierde oportunidad para hacer que Rodrigo no se separe de ella, desconsolada,
mientras que Fernando le pide a Mariángela las escrituras de la casa que le
entregó pues sin Patricio ya no tiene caso que la conserve. Mariángela se niega
rotundamente y le hace saber que no le devolverá ni la casa ni los valiosos
regalos que Patricio le hizo pues todo fue un regalo. Fernando se asombra al descubrir
la ambición de la muchacha y de ello habla con Isabela, quien teme por el
futuro de Eduardo.
Talina
teme a que la muerte de Patricio haya sido provocada por Mariángela, a la que
acorrala con preguntas. La muchacha entonces deduce que fue Talina quien envió
a Patricio al lugar donde se encontraría con Eduardo y jura que si la mujer se
sigue entrometiendo en su vida lo pagará de la misma manera que Patricio. Hace
sus maletas y exige a su madre que prepare las suyas pues vivirán en la casa
que Fernando le regaló. Inés se niega pues Talina le advierte que si las
escrituras no están a nombre de Mariángela en cualquier momento las echarán.
Mariángela desprecia a su mamá. La insulta y la humilla y se marcha a vivir
sola. Se lleva una gran sorpresa cuando, tras instalarse en su nueva casa, con
abogados aparecen Ana Luisa y Diana, reclamando la propiedad que se encuentra a
nombre de Patricio. Echan a Mariángela de los cabellos, arrojándola al lodo sin
darle la oportunidad de tomar sus cosas. La muchacha llora amargamente y pide
ayuda a Natalia, quien la recibe en su casa y habla con Eduardo e Isabela para
que la dejen quedarse. Isabela se opone pero no Eduardo, quien instala a su
prometida en una habitación y luego acude a hablar con Inés, a la que le
promete que su hija estará a salvo con él. Inés sufre pues no entiende porqué
su hija es ambiciosa y egoísta. Talina le dice que Mariángela parece ser hija
de quien sea, menos de Inés, la cual, con llanto, confiesa que desde que
conoció a Rodrigo tiene la sospecha de que Mariángela no sea su hija.
Rafael
se estremece cuando ante él aparece Locadia, quien le pide ayuda económica a
cambio de no decir que su nieto no es el hijo de Silveria, si no el verdadero
hijo de Inés. El hombre da una fuerte suma a la mujer a cambio de que se marche
lejos y no diga la verdad. No cuenta con que Leocadia e Inés se encuentran y
ésta última la invita a su casa, a tomar un café, donde la bruja conoce a
Mariángela, quien llega por el resto de sus cosas y trata con arrogancia a su
madre. Leocadia le asegura a la muchacha que en su vida hay un gran secreto
que, por ser elitista y déspota con los que considera menos, le podría afectar
enormemente. Cuando Inés pregunta a la bruja qué fue de Silveria, Leocadia le
dice que la sirvienta murió y que su criatura quedó al cuidado de Rafael
Monfort y de Teresa. La bruja se estremece cuando Inés le cuenta su visión la
noche en que parió y como sintió la presencia de Rafael en el cuarto en que dio
a luz y como ha tenido la sospecha de que Mariángela no es su hija.
Rodrigo
visita a Natalia y descubre que Mariángela vive en la mansión San Román. Habla
con la muchacha y le pide que no se case con Eduardo ni deje a su madre pero
ella está más que decidida. Rodrigo y Natalia visitan a Inés y le brindan su
apoyo. Él asegura a la sufrida madre que hubiera deseado tener una madre como
ella. La abraza y ambos sienten algo extraño.
Ana
Luisa descubre que es Bárbara la amante de su marido y la amenaza con decirle
la verdad a Rafael. Está a punto de hacerlo pero Bárbara le jura que se alejará
de Fernando para siempre. Ana Luisa se desahoga con Isabela, quien le cuenta
del compromiso entre Eduardo y Mariángela. Ambas coinciden en que ese
matrimonio será la destrucción de Eduardo.
Natalia
sufre por el amor de Rodrigo, quien intenta amarla pero no puede arrancarse a
Mariángela del corazón. Natalia lo sabe y le propone que terminen y se den un
tiempo para que él aclare sus sentimientos. Rodrigo busca a Diana, quien lo
besa. Él la confunde con Mariángela y la llama de esa manera por lo que la
muchacha enfurece y decide que buscará una bruja que la ayude pues si no puede
tener el amor de Rodrigo por la buena, lo tendrá por la mala, así tenga que
entregarle su alma al diablo.
Eduardo
pide formalmente la mano de Mariángela a Inés, quien advierte al hombre que su
hija es vanidosa, caprichosa, pero sobre todo muy ambiciosa. A él no le importa
eso por lo que Inés cede. Deciden que se casarán muy pronto y es completamente
feliz cuando su prometido le da una tarjeta de crédito para que no escatime en
gastos para su boda, la cual se celebrará a fin de mes y a la que Inés no ha
sido invitada, causando esto un gran dolor a la mujer, a la que tanto Talina
como Natalia y Rodrigo consuelan.
Natalia
reclama a Mariángela
que no haya invitado a su propia madre a su boda. Desde ese momento Mariángela
se revela y confiesa haberse hecho amiga de Natalia solo por conveniencia, pues
siempre la consideró una estúpida que no vale nada. Natalia llora por la gran
decepción mas cree que debe dar un escarmiento a su amiga y toma una invitación
que lleva a Inés y Talina, a quienes asegura que Mariángela desea que estén
presentes. Esto ocasiona que en la recepción se encuentran frente a frente Inés
y Rafael, los cuales se reconocen. Rafael no puede creer que Mariángela, la
mujer de la que su nieto está enamorado,
sea la hija la sirvienta que intercambió hace años. Cuando descubre a su nieto
hablando con Inés, nervioso, se siente acorralado y le prohíbe que se acerque a
esa mujer, planeando regresar al extranjero, pero Rodrigo está más que decidido
a hacer su vida así tenga que pasar por encima de su abuelo, quien revela que
Inés fue la culpable de que su hijo Luis Ángel muriera. Inés lo niega
rotundamente y asegura que ella amó a Luis ángel y ha sido el único amor en su
vida.
Al
descubrir que Rafael puede ser su abuelo, Mariángela ataca con ofensas a su
madre y se pone del lado del hombre, al que dice que ella es su nieta. Rafael
solo se burla de ella y le asegura que en sus venas no corre la misma sangre
pues él es un hombre de abolengo y ella no es más que una vulgar bastarda.
Talina interviene y a pesar de que Inés trata de impedirle hablar, asegura que
sí, que Mariángela es la hija que Inés tuvo con Luis Ángel Monfort y de Teresa.
Ante ello, feliz, Mariángela suplica a Rafael que no la rechace pero el hombre
le jura en nombre de la memoria de su hijo que ella no es nada suyo. Mariángela
exige que le diga porqué la niega y aparece Leocadia, quien asegura que Rafael
dice la verdad y que ha llegado el momento de que todo se descubra. Ante la
presencia de Leocadia, Rafael sufre un infarto y es enviado al hospital de
emergencia. Inés suplica a la bruja que le diga lo que sabe y Leocadia le dice
que Mariángela no es su hija, si no la criatura que parió Silveria y que Rafael
intercambió por el hijo varón que Inés tuvo, por lo que ¡el verdadero hijo de Inés
es Rodrigo!
Segura
de que Rafael es su abuelo, Mariángela toma un auto para dirigirse al hospital
y tine un accidente por lo que una ambulancia la traslada, alarmando a Eduardo,
a quien Isabela le asegura que Mariángela está llena de sorpresas y no es lo
que todos piensan.
Leocadia
y Talina hablan con Rodrigo y le cuentan la verdad de su origen. Inés siente
vergüenza de verlo a la cara pero él la abraza y la llama “mamá”. Ambos lloran
al poder estrecharse después de muchos años, mientras que Rafael logra salvarse
pero no deja de temer al rechazo de su nieto, maldiciendo a Inés y Leocadia una
y otra vez.
Ana
Luisa y Diana se burlan de la tragedia de Mariángela cuando Isabela las pone al
tanto de todo. Las villanas mujeres acuden al hospital para burlarse de la
muchacha por ser una bastarda. Sin embargo Mariángela, a pesar de su tragedia,
solo piensa en el rechazo de Rafael y se desahoga con Eduardo, ante el cual llora
pues en verdad le duele el rechazo del que cree su abuelo. Inés las interrumpe,
angustiada por su hija, quien la rechaza y le grita cuanto la odia, acusándola
de ser una cualquiera. Inés llora amargamente y ante tantos insultos por parte
de la muchacha, Talina interfiere y abraza a Inés, exigiéndole que no se rebaje
ante una malagradecida y malquerida de la que se hizo cargo y por la que se
sacrificó a pesar de no ser su hija. Al escuchar tales palabras, Mariángela se
estremece y asegura que eso no es verdad. Exige a Inés que le diga cuál es la
verdad y ésta, con llanto, le confiesa que es la hija de una sirvienta que
trabajó para Rafael y que se enredó con un desconocido y tras parirla murió.
Mariángela sufre terriblemente al saber su verdadero origen y se llena de
vergüenza al saberse hija de una simple sirvienta.
ENERO 2014. Rodrigo dice a
Rafael saber la verdad de su origen y le exige que le diga cómo fue que lo
privó del amor de su madre. Rafael llora y le asegura que Inés es la
responsable de la muerte de Luis Ángel y que él quiso que su nito tuviera una
vida digna, cómoda, sin carencias. Sin embargo Rodrigo no puede perdonarlo pues
sabe del gran dolor que todo les causa tanto a Inés como a Mariángela, a la que
no ha dejado de amar.
Natalia
da a Mariángela la bienvenida a la mansión San Román, donde la muchacha no hace
más que llorar. Eduardo le propone que hagan su viaje de bodas y ella le pide
que vayan a San Carlos, el lugar donde nació. El matrimonio se marcha a la
playa y allí ella da con la finca de los Monfort y se entrevista con Higinio, a
quien le dice estar al tanto de lo que pasó hace muchos años. Higinio se niega
a hablar de la verdad, sobre todo porque Rodrigo se encuentra en el lugar.
Ambos jóvenes hablan de la triste verdad de sus vidas y él le hace ver a
Mariángela que Inés es una mujer maravillosa que fue engañada por Rafael, quien
habla con Fernando y le cuenta lo que hizo hace tantos años con la hija de su
sirvienta, Silveria. Es entonces que Fernando sabe la verdad: Silveria en realidad
esperaba un hijo suyo y ese hijo es Mariángela, por lo que busca a Inés y le
cuenta la verdad, así como lo arrepentido que está y cómo durante tantos años
ha vivido con culpa.
Bárbara
espera que Rafael muera pero para su mala suerte el hombre vuelve a casa y no
hace más que preguntar por su nieto. Se entristece al saber que el muchacho se
ha marchado de casa y desquita su furia con Bárbara, quien amenaza con
abandonarlo. Él se lo prohíbe y le jura que si se atreve a dejarlo la devolverá
a la vida de la que la rescató.
Por
asuntos de negocios, Eduardo se ve obligado a regresar a Querétaro y Mariángela
aprovecha el tiempo para comenzar un romance con Rodrigo, al que se entrega en
cuerpo y alma, asegurando que él es el hombre con el que soñó toda su vida.
Fernando
busca a Inés y le confiesa ser el padre de Mariángela. También se lo revela a
Bárbara, con quien se va a la cama, siendo
descubiertos por Ana Luisa, quien acude a Rafael y le hace saber que sus
conyugues son amantes. Rafael reprende fuertemente a su mujer, a la que echa de
su casa con lo que lleva puesto. Bárbara pide ayuda a Fernando y este le pide
que se instale en un hotel, al que acudirá a recogerla para estar juntos pues
ha decidido abandonar a Ana Luisa. No sospechan con que la mujer los ha
escuchado hablar por teléfono y, disfrazada, se adelanta al hotel, donde se las
ingenia para penetrar en la habitación de Bárbara y electrocutarla arrojando
aparatos eléctricos en la tina en que esta toma una ducha. Cuando Rafael y
Fernando se enteran, se aterran y Ana Luisa no deja de presionar a su marido
con la muerte de su amante, asegurando que Bárbara se merecía morir de la
manera en que murió. Harto de su mujer, Fernando le pide el divorcio y ella le
recuerda que todo lo que tiene ha sido gracias a ella y sus padres, pues no era
nadie cuando se casaron y él viajaba por la república buscando oportunidades.
Isabela
insinúa a Eduardo que Mariángela solo se burla de él y pasa tiempo con Rodrigo,
quien se encuentra en San Carlos. Eduardo acusa a su cuñada de ser una
calumniadora pero Natalia lo convence de que no es así y que Mariángela y
Rodrigo se aman. Nadie sospecha que en San Carlos Rodrigo pide a Mariángela que
se divorcie de Eduardo y se case con él, pues la ama desde el primer instante
en que la vio pero Mariángela no desea lastimar a Natalia, quien está
perdidamente enamorada de él. Rodrigo jura que entre él y su amiga no hay nada,
mientras que la inocente Natalia, ilusionada les cuenta a Eduardo e Isabela el
amor que siente hacia Rodrigo y cuanto le duele que él no la haya llegado a
amar. Luego, accidentalmente, conoce a Gustavo De la Reguera, un joven
ingeniero que ha llegado a trabajar en la constructora de Eduardo, quien queda
enganchado a ella y de inmediato le ofrece su amistad.
Mariángela
regresa de San Carlos y no se presenta en la mansión San Román, si no en su
casa, donde abraza a Inés y le pide perdón por sus ofensas y rechazos, así como
a Talina, quien habla con Rodrigo y éste le dice lo que sucedió en San Carlos.
Talina advierte al muchacho que a pesar
de su arrepentimiento Mariángela nunca cambiará y siempre ha sido mala.
Inés
revela a Mariángela haberse enterado de quién es su padre y la lleva a la casa
de Fernando, donde Diana y Ana Luisa las menosprecian e insultan. Aparece
Fernando, quien les dice a las mujeres de su casa que él es el verdadero padre
de Mariángela y les revela lo que sucedió hace tantos años en San Carlos. Ana
Luisa se alarma, no puede creer que a la que cree la responsable de la muerte
de su hijo, al ser que más ha despreciado en la vida, sea la media hermana de
su hija Diana, quien hace una rabieta y asegura a Mariángela que jamás la
aceptará como hermana pues la odia con todas sus fuerzas, mientras que
Mariángela llora, sufre, pues durante años fue la novia de su propio hermano y
estuvo a punto de entregarse a él. Fernando le explica que no creyó en las
palabras de Silveria y que años después regresó a San Carlos a buscarla pero
jamás la encontró. Mariángela devuelve al hombre las escrituras de la casa que
le compró y le pide que, aunque sean padre e hija, se den un tiempo pues ella
necesita hacerse a la idea.
Rodrigo
da el pésame a Rafael, quien le revela que Bárbara era una mujerzuela a la que
rescató de la mala vida cuando se obsesionó con ella. Le suplica al muchacho
que lo perdone y éste no hace más que hablar del apoyo que desea darle a Inés,
su madre. Rafael se opone pues considera a la mujer demasiada poca cosa.
Obsesionada
por el odio que siente hacia Mariángela y dispuesta a no compartir ni lo que
tiene y mucho menos el amor de su padre, Diana está dispuesta a matar a su
enemiga.
Eduardo
busca a Mariángela y ante la propuesta de ésta para que se divorcien, se la
lleva por la fuerza a su casa, donde intenta hacerla suya mas ella se defiende
y le deja claro que se casó porque estaba confundida, porque solo deseaba
volverse millonaria y dejar atrás su vida de clasemediera y ser el hazme reír
de todos los que la despreciaron. Eduardo llora. De rodillas le confiesa estar
perdidamente enamorado de ella, sin embargo la muchacha está dispuesta a abandonarlo
y debido a esto se enfrenta a Isabela y Natalia, quienes le reclaman jugar con
los sentimientos de todos los que están a su paso. Mariángela da un tiro de
gracia cuando pide perdón a las mujeres y jura estar arrepentida y querer
comenzar de nuevo ahora que Rodrigo y ella han decidido hacer una vida juntos y
ser felices para siempre. Se marcha y Natalia llora pues sabe a Rodrigo
completamente perdido.
Diana
cuenta a Rodrigo que Mariángela es su hermana. Él le aconseja que la acepte y
sean amigas, así como que pasó tiempo con la muchacha en San Carlos y han
descubierto que además de las tragedias de sus vidas tienen demasiado en común
y se casarán. El odio de Diana crece todavía más.
Inés
se presenta ante Rafael y con llanto le pregunta por qué hizo lo que hizo con
su hijo y la hija de Silveria. El hombre, duro, asegura que lo volvería a hacer
en caso de vivir lo mismo que vivió, cuando su hijo murió por ir detrás de
ella. Inés asegura que ella y Luis Ángel se amaron verdaderamente y Rodrigo fue
el fruto de ese amor. El llanto de la mujer no conmueve al severo Rafael, quien
asegura que jamás perdonará a la mujer a la que cree culpable de su tragedia.
Esto hace que discuta fuertemente con Rodrigo, quien decide apartarse de él y
buscarse la vida por sí mismo, pero al lado de su madre, por lo que compra una
casa a la que lleva a vivir tanto a Inés como a Mariángela.
Gustavo
aconseja a Eduardo que se olvide de su esposa y la libere pues después de todo
sería infeliz a su lado. Eduardo se hunde cada día más en una fuerte depresión
que lo aísla del mundo y no hace más que contemplar imágenes de Mariángela, a
la que ama con todas sus fuerzas. Esta situación hace sufrir a Isabela y
Natalia, quien encuentra consuelo en los brazos de Gustavo, quien le confiesa haberse
enamorado de ella y la besa, dándose ambos una oportunidad y comenzar un
noviazgo.
Fernando
se divorcia de Ana Luisa, quien le quita absolutamente todo, dejándolo en la
calle. Él asegura preferir la pobreza que seguir al lado de ella, por lo que abandona
su casa y se instala en un hotel, desde donde habla a Rodrigo de su situación.
Rodrigo le asegura que seguirá teniendo su puesto en la empresa y dentro de
poco volverá a tener todo cuanto Ana Luisa le arrebató, mientras que la mujer
habla con Rafael y ambos deciden cerrarle todas las puertas a Fernando, en
venganza por su relación con Bárbara.
Tiempo
después: Eduardo y Mariángela firman su divorcio y ella le agradece el haber
sido bueno y comprensivo. Le pide que trate de salir adelante, que busque a una
mujer que lo entienda y lo ame como merece pero él simplemente se siente
perdido.
Ana
Luisa cada día se aleja más de Diana, quien se ha vuelto una alcohólica que se
divierte con cuanto hombre su cruza en su camino, causando que ambas discutan.
Preocupada, Ana Luisa busca a Fernando, a quien le suplica que vuelva con ella
pero el hombre ya ha comenzado una relación con Isabela, a quien Ana Luisa
acusa de ser una traidora y mala amiga.
Mariángela
se acerca a Natalia, a quien pide que sean las amigas que siempre fueron. Ambas
deciden reanudar su amistad y cuando Gustavo conoce a Mariángela, se sorprende
con su belleza. La busca e intenta entablar una relación íntima pero la
muchacha lo rechaza.
Rafael
muere repentinamente y ha dejado toda su fortuna a su nieto, Rodrigo Monfort y
de Teresa. Tal suceso llena de felicidad a la ambiciosa Mariángela, quien se
lleva una terrible sorpresa cuando su prometido le informa que donará
absolutamente todo a instituciones de beneficencia. Intenta impedirlo pero Rodrigo
está más que decidido y ella busca a Fernando, al que pide que la ayude a
impedir que su prometido cometa una locura.
Inés
cree que su vida es otra pues tiene a dos hijos maravillosos que se quieren.
Talina ensombrece esa felicidad pues confiesa creer que Mariángela no ha
cambiado y se ha mantenido quieta solo porque sabe que tiene su futuro
asegurado al lado de Rodrigo. Y no se equivoca, pues enfurecida aparece
Mariángela para exigirle a Inés que impida que su hijo entregue toda su fortuna
a centros de beneficencia. Inés no lo hace y de nuevo vuelve a ser insultada
por su hija, a la que bofetea. Ambas forcejean y son descubiertas por Rodrigo,
quien cree que Mariángela nunca cambiará pues ella le asegura que no está
dispuesta a casarse con un muerto de hambre. Toma sus cosas y se va a vivir con
su papá, Fernando, junto al cuál sufre pues él tampoco tiene el dinero
suficiente para cumplir sus caprichos y le consigue un trabajo que ella no está
dispuesta a tomar. Mariángela sufre preguntándose porqué la vida ha sido
injusta con ella, comenzando por ser hija de una sirvienta.
Eduardo,
hundido en una fuerte depresión, se suicida llenando de dolor a Natalia e
Isabela, quien no hace más que culpar a Mariángela cuando ésta se presenta en
la funeraria, lugar en el que absolutamente todos los presentes repudian a la
muchacha y la señalan. Aparece Diana, quien le hace saber a su enemiga que
todos están al tanto de los alcances de su compañía, la cual es voraz y termina
por hacer sufrir a todos los que se le acercan. Mariángela llora amargamente
por las calles de Querétaro y es encontrada por Gustavo, quien la sube a su
auto y la consuela. La besa, ella decide bajar de la unidad pero él la sujeta y
le jura comprenderla pues pasó por lo mismo y luchó demasiado para salir
adelante hasta hacer gran fortuna. Le propone que escapen lejos, juntos, y sean
completamente felices. Ella acepta y hace una maleta. Pelea con Inés, quien no
desea permitir que se marche. Ambas forcejean e Inés cae al suelo, golpeándose
fuertemente en la cabeza. Al creer que la ha matado, Mariángela llama a
Rodrigo, quien la acusa de haberle hecho daño a su madre. Talina también la
culpa y le hace saber que siempre ha pensado que ella es la responsable de la
muerte de Patricio.
Ana
Luisa enloquece cada día más y el fantasma de Bárbara se le aparece,
persiguiéndola y amenazándola constantemente con cobrar venganza. También ve el
espíritu de Patricio, el cual la acorrala haciéndole saber que su odio hacia
Mariángela la hundirá.
Mariángela
pide a Rodrigo que la perdone por lo que le hizo a Inés, la cual se encuentra a
salvo en un hospital. Éste no lo hace y cree que lo mejor es que no se casen,
pues no desea pasar su vida al lado de una mujer como ella. Mariángela acepta y
asegura que ella tampoco quiere pasar su tiempo con don nadie. Toma sus cosas y
se marcha con Gustavo a la ciudad de México, donde ambos toman un vuelo y se
besan apasionadamente.
Talina
asegura a Inés que Mariángela es mala y terminará mal, pues su ambición y el
negarse a aceptar la realidad de su origen la llevarán por un sendero lleno de
holocausto.
Diana
se entera por Fernando que Mariángela se ha ido lejos. Esta se lo cuenta a
Natalia y deducen que se ha ido con Gustavo. Natalia sufre e Isabela la
convence de Mariángela nunca fue su amiga y la traicionó, mientras que Diana,
al encontrar a Ana Luisa hundida en la locura, se preocupa por ella. Ana Luisa,
senil, confiesa haber matado a Bárbara y tener miedo a ésta, la cual la
persigue constantemente. Diana habla con Fernando y deciden internar a Ana
Luisa en un hospital, donde la controlan y ésta confiesa su crimen, por lo que
va a dar a la cárcel, mientras que Diana reacciona y ante las tragedias de su
vida decide hacer las paces con Fernando, aceptando su relación con Isabela, a
la que ofrece su amistad así como a Natalia, a la que abraza.
Rodrigo
busca a Natalia y le pide perdón por haberla decepcionado. Le pide una
oportunidad para comenzar un romance convencido de que en realidad nunca amó a
Mariángela, si no que se ilusionó. Natalia lo besa y ambos comienzan una
relación.
Inés
se pregunta por su hija y Talina le suplica que la olvide y comience a
disfrutar a su verdadero hijo, el cuál es un hombre de bien y la quiere, pues
ambos siempre se necesitaron, pero para Inés es imposible olvidarse de la
muchacha a la que crio y por la que se sacrificó.
TIEMPO
DESPUES: En Tijuana, Mariángela fornica con un hombre sucio y viejo que después
paga a Gustavo por los servicios. La muchacha reclama a su amante el
prostituirla y no darle la vida que le prometió. Él solo se ríe de ella y le
asegura llevar la vida que siempre quiso, pero haber visto en ella una mina de
oro. Mariángela intenta escapar y es golpeada por el hombre, quien le jura que
si intenta arruinarle su trabajo, la castigará.
Sin embargo junto con otras muchachas recluidas, Mariángela planea un
escape en el que algunas mueren pues se produce un incendio en el que la dan
por muerta.
En
Querétaro todos se enteran de lo sucedido a Mariángela e Inés sufre
terriblemente, siendo consolada por Rodrigo.
Diana
y Fernando visitan a Ana Luisa en la cárcel y ésta culpa a su ex marido de su
terrible destino, pues si asesinó fue por defenderlo a él y el honor de su
familia. Tanto Diana como Fernando se despiden de la mujer pues no volverán a
verla.
Gustavo
es procesado y condenado a muchos años en prisión debido a su negocio de trata
de blancas. Cuando Isabela y Natalia se enteran, lamentan el triste destino de
Mariángela pero agradecen que Natalia no haya seguido su relación con el
malhechor, el cuál incluso engañó a Eduardo para hacer negocios con él.
Natalia
y Rodrigo se casan por la iglesia. Tras darse el sí en el altar, festejan
afuera del recinto, donde se dan grandes besos de amor sin sospechar que a lo
lejos, con el rostro lleno de cicatrices debido al incendio del que fue
parte, Mariángela los observa mientras
llora y los maldice a todos por tener la vida que ella siempre soñó pero nunca
pudo tener, pues la vida se lo negó y para todos ella no fue más que una
malquerida.
Fin
©
LA MALQUERIDA DR. 2013
Es
un obra protegida y los derechos son propiedad de su autor.
Se
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así
como su contenido con fines de lucro.
(R)
& (P) 2013
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